martes, 27 de diciembre de 2011

Help

Hoy fui a desayunar con una amiga, y terminamos hablando de un problema que tenemos en común. Nos preguntamos: ¿cómo es posible que tengamos este inconveniente, que parece más un trauma que un conflicto, cuando nada en nuestras vidas lo justifica?
Entonces dijimos: "Bueno, en alguna vida pasada nos habrá sucedido algo terrible para que nos quede el trauma ahora".
No es que yo crea demasiado en esas cosas. En realidad, creo todo a medias, por lo tanto no creo en nada. Bueno, en nada no, creo en los libros. Eso solo.
Entonces voy al punto: ¿alguien tiene Same soul, many bodies de Brian Weiss? Tengo entendido que tiene como ejercicios para recordar vidas pasadas.
Sí, estoy tan al pedo en la vida, y leer un libro más no cuesta nada, así que lo voy a intentar.
Por favor, ayuda para mi psiquis dañada :(

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Storm and the merman

¡Llueve! ¡Con relámpagos y truenos!

*inserte bailecito de alegría aquí*

Esto me trae un problema: quiero leer un cuento acerca de una noche de lluvia. Busco en mi biblioteca mental, pienso si alguna vez leí algo parecido. Entonces me doy cuenta de que no hay, de que tengo ganas de leer lo que algún día voy a escribir. Detesto que me pase eso. ¿Por qué no puede escribirlo otro, y yo leo? Como esa historia con la tobillera de cascabeles que se me ocurrió. No tengo ganas de escribir eso. ¡Quiero leer!
Le sigh.

Hablando de lecturas, terminé El expreso de medianoche, de Billy Hayes y William Hoffer (una novela policial), tres libros de la serie de Sabrina Jeffries, Seta de Alessandro Baricco y un libro de cuentos, Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin.
Leí con especial atención el libro de cuentos, porque la autora fue compañera de taller de mi actual profesor de taller de escritura. Está bien escrito, pero no me convence. Los cuentos no me llegan, no siento nada más que una tibia admiración por el estilo y la estructura. Tiene ideas muy locas, eso sí me gusta. Hubo un cuento que me gustó, por el tema más que nada. Se llama "El hombre sirena". Acá va el último párrafo (especial atención a la frase que empieza con "entonces", esa es la punta para entender emocionalmente lo que pasa en todo el cuento):

"Se queda mirándome un momento. Me doy vuelta hacia el mar. Él, hermoso y plateado sobre el muelle, levanta su brazo para saludarnos.
Daniel, como si al fin saliera de su estupor, entra al auto y abre la puerta de mi lado. Entonces no sé qué hacer, y cuando no sé qué hacer, el mundo me parece un lugar terrible para alguien como yo, y me siento muy triste. Por eso pienso: es sólo un hombre sirena, mientras subo al auto y trato de tranquilizarme. Puede estar ahí mañana otra vez, esperándome."

martes, 20 de diciembre de 2011

Querido Papá Noel

Ya estamos cerca de Navidad, así que espero que esta "carta" te llegue a tiempo.
Estaba pensando, y no sé si me merezco regalos o no. Porque mal no me porté este año. Es decir, nada grave, sólo boludeces. Pero tampoco me porté bien. La cuenta quedaría en cero. ¿Cómo me deja eso para los regalos?
Yo te mando la lista por las dudas, y vos decidis.

1. un esclavo sexual. bien formado, bien mantenido, con muchos tatuajes y algún piercing, que de buenos masajes, que tenga buen puslo para pintarme las uñas de los pies y que se vea bien de rodillas.

2. inspiración y ganas de escribir, que me hace falta últimamente.

3. un verano en el que haga siempre menos de 30°, porque no tengo ganas de derretirme cada vez que tomo el subte en hora pico.

4. un viaje a Los Ángeles para visitar a mi amiga Lula y otro a China para visitar a Eli.

5. una brújula, a ver si por fin me encuentro este año.

6. libros ad infinitum.

Desde ya, muchas gracias.
cariños
Sid

jueves, 15 de diciembre de 2011

En la ciudad IV

1. Estaba haciendo la fila para tomar el bendito 44 en Barrancas de Belgrano. La mitad de la fila estaba resguardada bajo el puesto de diarios, porque estoy hablando de esos cinco minutos en que estaba lloviendo. Entonces, sobre una pila de ejemplares de Clarín, veo un libro de tapa blanca con el dibujo de una rosa. Autor Jorge No-sé-cuánto. Título: 100 poemas para tu pétalo de rosa. WTF?
Lo primero que pensé fue: pétalo de rosa = pochola. Lo segundo fue: ¡Qué cochino el señor! Tercero: ¡Qué imaginación! ¿Cómo hace para escribir cien poemas con un tema tan limitado? Cuarto: tengo que comprar ese libro. Así es como terminé riéndome sola en la parada, y la gente me miraba. En fin.

2. Estaba, como dije, en la fila. Se acercó un flaco a hacer la fila también, alto, con rico perfume. Yo lo veía de reojo de vez en cuando, si giraba la cabeza, y sentía que él también me miraba a veces. Llega el colectivo. Me subo primero, saco boleto y me siento en la última fila, atrás de la puerta, contra la ventana. Lo miro subir y espero. Él termina de sacar el boleto, encara el colectivo semi vacío y analiza la disposición de los asientos. Nos miramos. Creo ver una especie de reconocimiento o ganas en sus ojos justo antes de que se siente en la primera fila de asientos, osea a medio colectivo de distancia.
Me dio bronca, porque hoy me había puesto una pollera y apenas vi a este muchacho pensé que las condiciones eran ideales para un poco de frotamiento de transporte público, cosa que el calor de estos días hacía imposible. Pero no, el señor fue y se sentó a cuatro filas de distancia porque (después lo vi) quería apoyarse contra la ventanilla y dormir. ¡Pero, mi cielo! ¡Haberse apoyado en mi hombro, caramba! Los hombres son tan pavotes a veces. Encima tuvo la audacia de mirarme fijo cuando se bajó. Pero bueno, él se lo perdió. Ya encontraré otro.

martes, 13 de diciembre de 2011

No se tu, pero yo si

El domingo a la noche nos juntamos en lo de un amigo a cenar y a ver una película. Mientras se cargaba lo que habíamos elegido (Cabo de miedo, una en la que DeNiro hace de ex convicto loquito), empezamos a boludear con canciones graciosas que fueron éxitos en otras épocas. Así llegamos a Ahora te puedes marchar, del latin lover internacional (¿?), Luis Miguel. Nos reímos de la estética thrilleriana del video, los bailecitos, todo. Después pasamos al superclásico que todo el mundo bailó alguna vez, La chica del biquini azul. ¡Ls cara de zanahoria tostada que tiene Lusimi en ese video! ¡Y está tan escuinclo! Menos mal que engordó un poco con los años. Igual la cara de zanahoria achicharrada la sigue teniendo... hay que educar a los niños sobre el mal uso de la cama solar con la foto de este señor.

Y despuesss escuchamos esta canción y nos pusimos todos a cantar a los gritos y desafinando, como debe cantarse esta canción (y yo sé que lo hicieron alguna vez, porque todos hemos caído en eso): http://www.youtube.com/watch?v=T_oE3qkbo5s&ob=av2e

Un grande, Luismi.

jueves, 8 de diciembre de 2011

My preciousss


¡Pasé a buscar los libros que había encargado! Los miro y se me cae la baba. En primer plano, las nuevas adquisiciones. En segundo plano, la pila habitual de libros que vive en mi mesa de luz.

En otras noticias, estaba caminando por Talcahuano para tomar el subte. Pasa un viejo y exclama al verme: "¡Lo mejor de Tribunales!". Y no vayan a decir que por ahí estaba hablando del edificio de Tribunales, porque me estaba mirando a mí. Bueno, a una parte mía. Me hizo reír, hacía mucho que no me decían algo que no sea una variante de "hola morocha/preciosa/divina".
Juá.

martes, 6 de diciembre de 2011

Regalo + Petit


Hoy recibí un precioso regalo de cumpleaños: el cuadrito que se ve ahi en el medio. Le saqué una foto para mostrarle a la persona que me lo había regalado cómo quedaba en mi biblioteca, y cuando la miré bien vi que el cuadro está rodeado de muchos de mis libros preferidos.

A esta biblioteca la llamé Petit, la más nueva de las seis, la única que tengo en mi habitación. En general, acá están algunos de mis mejores libros y otros que están esperando ser leídos. Arriba, a la derecha, están los tres tomos de los cuentos completos del señor Cortázar. Justo abajo, la Historia de la locura en la época clásica, de Foucault. Entre La promesa de Dürrematt y la poesía completa de Hölderlin, está Casadrna de Christa Wolf, una de mis novelas preferidas. En el estante de abajo, arriba de todo, ese pequeño libro blanco y celeste es mi adoradísimo Moderato cantabile de Marguerite Duras ("Margarita"), más abajo los cuentos completos de Katherine Anne Porter. En la pilita de al lado, Mañana en la batalla pensarás en mí, de Javier Marías, Bajo el volcán de Malcom Lowry y El pecado y la noche, de Antonio de Hoyos y Vinent. Abajo, los dos primeros tomos de Los caminos de la libertad de Sartre. Al lado, Philip Roth y Saul Bellow. Contra el costado izquierdo, varios libros de Alejito Carpentier ("El denso"). A la derecha, justo afuera del cuadro, la prosa completa y los poemas de la Ale Pizarnik.

Y esta semana paso a buscar más libros que compré.
Whee!!!

sábado, 3 de diciembre de 2011

Qué ganas de joder

Me junté a merendar con tres amigas con la excusa de festejar mi cumpleaños. Comimos, charlamos, nos reímos. Pero después de un rato empecé a sentirme... rara. No sé.
Cuando nos despedimos, ellas tres iban por Pueyrredón para el lado de Once y yo para el otro lado, a tomar el 68.
Mientras caminaba pensé que eso era una metáfora clara: ellas iban para un lado, yo para el otro.

Sí, realmente, qué ganas de joder que tengo.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

La tercera es la vencida


Mañana cumple años una amiga, y fui a una librería a comprarle el regalo. Todavía no sabía qué quería regalarle. Entonces vi este libro, el que el muchacho leía el otro día en el subte. No me encontré con él, pero encontré el libro. Eso cuenta como una señal, ¿no? Tuve que comprarlo.

Seguí mirando y encontré una antología de cuentos de Orson Scott Card, que escribe ciencia ficción. A mi amiga no iba a gustarle eso. Pero a mí... y bueno, quien compra un libro compra dos, ¿no?

El tercer hallazgo es una novela, y no quiero decir nada porque no sé si es lo que yo creo que es (estoy bastante segura de que lo es). Cuando empiece a leerlo doy más detalles, por ahora lo llamaremos libro X.
Así que fui con Lasher, Orson y X a la caja... y a mi querida amiga le diré que necesito más tiempo para comprar su regalo :P

Una vez alguien me dijo: "Tenés el fácil con los libros". Es verdad. Ahora... ¿por qué no puedo tener el fácil con los hombres? Aunque sea un poquito... Y yo lo intento, juro que lo intento, pero no me sale. Soy una jodida de mierda.

En fin. Me voy a leer.

Retrato de una obsesión

Es sabido que mis gustos musicales son bastante simples, es decir, repetitivos. Cuando se me pega una canción, la escucho hasta el cansancio y un poco más.
Hace tiempo que estoy obsesionada con Samuel Beam, un hippie yanqui medio esquizo que se hace llamar Iron & Wine.
Soy particularmente adicta a una de sus canciones, Jezebel. Tengo tres versiones de la misma. Pero bueno, no es mi culpa que la canción sea distinta cada vez que la canta en vivo. Escuché muchos covers, pero ninguno es memorable porque la voz de él es lo que hace tan buenas las canciones, no hay vuelta que darle.

Primero me bajé esta, la versión original del disco Woman King: http://www.youtube.com/watch?v=nlxkJXeH8gg
Es tranquila, dulce y la adoro, maldita sea.

Después encontré esta versión en vivo en NY (mayo 2009): http://www.youtube.com/watch?v=s1_F8qhiD4s
Me parece que ese día se había peleado con la mujer o algo parecido, porque la canta con un dolor... Y es sólo la voz de él, porque la guitarra aparece poco y nada.

Hace unos días encontré esta versión en vivo en Düsseldorf (sept 2010), y eso realimentó mi obsesión hasta límites insospechados: http://www.youtube.com/watch?v=d8RXshLgrMs&feature=related
Esta es bien lenta y suave y yo juro que traté de resistirme, pero terminé bajándola igual. De las 2832 reproducciones que tiene el video, creo que 2795 fueron mías. Je.

No sólo me encanta la melodía, bueno, las tres versiones de ella. Me encanta la letra. Desde la primera vez que la escuché me hace pensar en dioses que se mueren. ¿Nunca pensaron qué les pasaba a los dioses antiguos cuando la gente dejaba de adorarlos? Yo siempre pensé que algunos se convertían en piedra, unos desaparecían y otros se convertían en humanos para poder morir. Creo que esta Jezebel es una de ellos. Ya sé, el nombre refiere a la Biblia, pero yo siento un trasfondo de paganismo que no tiene que ver con el Antiguo Testamento.
Esta parte es la que más me gusta: She was gone before I ever got to say: "Lay here, my love, you're the only shape I'll pray to".

(Siiii idolatría a morir :P)

lunes, 28 de noviembre de 2011

B-day

Acabo de recordar por qué odio mi cumpleaños: porque es mío. Mi responsabilidad, mi elección, mi vida la que tiene que celebrarse. Y desde mi punto de vista, no hay nada que celebrar.

Odio que mis familiares llamen y me pregunten qué voy a hacer, y cómo andan mis cosas. ¿Qué voy a decir? ¿Quién va a dar una respuesta sincera a eso? Odio que me salude gente con la que no tengo nada que ver, por eso saqué mi fecha de nacimiento del fb. Odio festejar en mi casa, odio salir... en fin, todo.

Anoche vino parte de mi familia y esperamos hasta las doce. No estuvo muy mal el festejo, pero...

Hoy a la mañana iba a ir a desayunar con mis viejos (adoro salir a desayunar), pero ya me desperté de mal humor y no tenía ganas de levantarme de la cama. Tampoco almorcé.

A la tarde tenía taller de escritura, y como son amigos no estuvo tan mal la cosa. Pero que no haya estado mal no quiere decir que haya estado bien.

Así que volví a casa. Mientras caminaba la cuadra y media desde la parada a mi casa, no podía evitar sentirme muy decepcionada con todo. Pasé por la garita de los policías, había uno solo, mirando la tele. Pensé en ir a hablarle, pero eso nunca puede ser una buena idea. Pasó un chico en skate por la calle, y quise que se cayera o que lo golpeara un auto para poder ir a ayudarlo, para que pasara algo, para sentir algo.

Menos mal que ya se termina y tengo un año de descanso hasta el próximo.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Almuerzo

Terminábamos de comer.
Yo (mirando el ventilador): -Qué calor que hace.
Madre: -Yo no tengo calor. Bah, debe ser porque todavía estoy mojada.

Porque se había metido a la pileta, se entiende. Pero mi sentido arácnido maligno se activó y tuve que morderme la lengua para no evidenciar el doble sentido de la frase ni hacer un chiste desubicado, primero porque estamos hablando de mi madre y segundo porque eso llevaría a preguntas como por qué está mojada o quién hizo que llegase a tal estado, y esas son cosas que NUNCA quiero saber.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Lo mato

Ayer volví a casa muy contenta porque lo impensable había sucedido: me compré un vestido. Un vestido de algodón, blanco con florcitas azules, largo hasta los pies. Bien hippie.
Incluso iba a escribir que vayan cumpliendo sus últimos deseos, porque que yo salga a la calle con vestido es una de las señales del Apocalipsis.
Como dije, venía contenta. Me probé el vestido, me miré al espejo desde todos los ángulos posibles. Salí de mi habitación para decirle algo a mi hermano, que estaba mirando un partido de fúbtol justo ahí afuera.
-¿Por qué estás en bata?- me pregunta.
-No es una bata, es un vestido- le contesto, pensando que era un chiste. Sonrío ingenuamente.
-¿Vas a salir a la calle así?-
-No, ¿por qué?- sonaba una alarma en mi cabeza advirtiéndome que no querría escuchar la respuesta, pero no me importó.
-Parece un vestido de abuela-

O_O

¿Lo mato?

martes, 22 de noviembre de 2011

En la ciudad III


Estaba en el subte. Leyendo, como siempre. Al lado mío, un flaco, rubiecito, de mi altura más o menos, que leía una edición vieja de Lasher, de Anne Rice (ya me caía bien por eso). Se cortó la luz en el vagón. Dejamos de leer. Nos miramos. Éramos los únicos leyendo. Suena la voz en el altoparlante: "Se cortó la luz en toda la línea D...", bla bla, la gente se baja puteando.

Tres horas después, miro por la ventana del 68. Un tipo rubiecito con remera azul camina por la calle. En la mano lleva Lasher.

Mismo tipo, mismo libro. ¿Qué quiere decir?

sábado, 19 de noviembre de 2011

martes, 15 de noviembre de 2011

Una cuchara de mocos


Mi viejo repite siempre una frase que me encanta:
"-Sobre gustos no hay nada escrito- dijo, y se comió una cuchara de mocos".

Supongo que la persona que diseñaba estas tapas se comía una cucharada diaria... ¿¿¿Quién puede idear semejante horror???

¿Y quién puede leer semejante horror?
Yo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Nueva serie

Empecé a ver Once upon a time, una serie basada en los cuentos de hadas que me sugirió Free Tv Project (y cuando FTVP sugiere, yo humildemente tomo nota).

La serie es bastante mala. Bueno, muy mala. Pero voy a ver los veintidós capítulos, por dos motivos. Primero: tengo mucho tiempo libre. Segundo: pocas cosas me entusiasman más que un cuento de hadas retorcido.

Me dan ganas de escribir mis propios cuentos de hadas maléficos y pervertidos.
JAJA acabo de pensar unos seudónimos horribles y ridículos.
Calma, todavía no elegí un seudónimo gatuno.
Hay esperanzas.

lunes, 7 de noviembre de 2011

En la ciudad II

Estaba bajando las escaleras cuando escuché que se abrían las puertas del subte. Llegué al andén justo a tiempo para ver subir a las últimas personas antes de que sonara la chicharra y supe que tenía que dejarlo pasar. No había problema, eran las diez y media de la mañana y ya estaba volviendo a casa.

Cuando vino el siguiente, elegí en qué puerta subirme. Me paré enfrente de un chico, y lo miré de reojo mientras sacaba el libro de mi cartera. Tenía cara de nene. Enseguida se bajó y me pude sentar. Ya hacía más de media página que estaba leyendo, pero me costaba entrar en el mundo de Lawrence Durrell. Leí que había nacido en 1912, sólo diez años antes de la publicación del Ulises, y sin embargo el ritmo de la novela parecía cosa del siglo XIX. El título, Justine, era en obvia referencia al Marqués de Sade, y tal vez por eso el narrador se detenía en descripciones tan sensoriales. Me acuerdo de una frase que decía algo así como que los besos de verano tenían gusto a cal viva. Tan denso era, que no pude menos que notar que el chico (o el pibe, o el tipo, no sé cómo llamarlo) que estaba sentado al lado mío me miraba de reojo. Ya lo había visto cuando entré al subte. Tenía una remera verde, una bermuda beige y la mochila sobre las piernas. Usaba anteojos y tenía barba. No era el tipo de hombre con el que una soñaría, era… real. Era el tipo de hombre con el que una se relacionaría. Eso era. Me miraba de reojo, entonces.

Tenía un libro sobre la mochila, con números y cuadros que no alcancé a leer. Se lo notaba inquieto, porque no mantenía la vista en el libro por más de cinco segundos seguidos. Levantaba la mirada, y ahí lo sentía, en mi perfil. En un momento guardó el libro (vi el código de barras que me confirmó lo que ya sabía, que era estudiante) y cruzó las manos sobre la mochila. Seguía moviéndose en el asiento, y tuve miedo (o ganas) de que me hablara. Cada vez que se volvía para mi lado lo sentí, y me pregunté cómo empezaría la conversación. Él diría “hola” o “discúlpame”, porque no había otra manera de llamarme la atención. Lo que más curiosidad me daba, en esos instantes en que estaba segura de que me iba a hablar, era cómo reaccionaría yo. Lo miraría a los ojos, claro, y entonces… ¿Sonreiría, animándolo a seguir? ¿O lo obligaría a bajar la vista, avergonzado, y tal vez a cambiarse de vagón?
Sentí el vértigo en la garganta, su brazo que rozaba suavemente el mío y volví a mirarle las manos. Me gustaron, eran proporcionadas, la piel color caramelo con venitas verdes que le cruzaban el dorso. Ya podía verse claramente cómo envejecerían esas manos. El resto de él, las piernas, los brazos, no podía verlos bien. Lo adiviné alto, más que yo, y bien formado. Es decir, se notaba que nada sobraba: hueso, músculo bien pegado al hueso. Y no parecía haber nada más. La piel era suave, pero sería duro al tacto, y sólo eso, porque lo imaginé pausado, suave, casi tímido al moverse. ¿Me abrazaría fuerte hasta lastimarme si yo se lo pedía?

Si le hablase. Él volvía a removerse en el asiento, las palabras no le salían. ¿Y si yo las dejara salir de mi boca? Sentí esa posibilidad, esa puerta que se abriría si yo solamente decía “hola”. Cualquier cosa podría pasar a partir de ahí. Todos los días ofrecen infinitas posibilidades, sabemos eso. Pero ser conscientes de ellas cuando alguna golpea tan fuerte es otra cosa. Quizás si yo buscase sus ojos, si lo invitase con la mirada, quizás eso sería suficiente. Pero hablar, qué pocas ganas de hablar, de llenar maquinalmente cuadros de conversación hasta llegar a donde había que llegar, hasta la única pregunta realmente importante que era “dónde”, dejando de lado el “cómo” y enterrando definitivamente los “por qué”.

Si quisiera hablarle. Si eligiera seguir ese camino. Pero tenía tanto sueño que, si me tirase en una cama, probablemente me quedaría dormida. Además, para bien o para mal, no le había visto la cara.
Se movió contra mi brazo una vez más y se levantó. Caminó hasta el vagón de al lado. Las puertas del subte se abrieron y se perdió entre la gente. Nunca llegué a verle la cara.

Cine espiritualmente barato

Anoche vi Horrible bosses ("Quiero matar a mi jefe"). Es una comedia boluda, pero me hizo reír mucho. Y la música está muy buena, ya me estoy bajando las canciones una por una. Para mí lo único que le faltó a la película fue la presencia de Zack Galifianakis.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Multitasking

En estos momentos estoy: comiendo oreos con leche, pintándome las uñas de los pies, mirando CSI NY y leyendo un libro.

Fah.

jueves, 3 de noviembre de 2011

In cucina

Armé una lista de canciones para escuchar cuando camino por la calle o estoy viajando en colectivo. Otra de música instrumental para escuchar mientras leo (featuring Ashram, Secret Garden, Dark Sanctuary...), incluso una de seres malignos (que tiene casi toda la música de True blood y la banda sonora de Queen of the Damned).

Y se me ocurrió hacer una lista para cocinar. No tengo mucho por ahora: la primera es "Pour some sugar on me" de Def Leopard, después "Slow like honey" de Fiona Apple, "Yummy" de Gwen Stefani y "Té para tres" de Soda Stereo. Había pensado más en el colectivo, pero me las olvidé. ¿Sugerencias?

Estoy en duda con "Milk and honey" de Jackson Frank, porque si bien responde al tema general, esa canción siempre me hace acordar al Cantar de los Cantares, y no puedo cocinar waffles o galletitas pensando: Hay miel y leche bajo tu lengua/ y la fragancia de tus vestidos/ es como el aroma del Líbano (jaja ¿cómo huele el Líbano? Me da curiosidad).

En fin, seguiré pensando en esas canciones.

martes, 1 de noviembre de 2011

Yo también quiero

El otro día me di cuenta de que un libro puede convencerme de hacer casi cualquier cosa. No es que realmente lo haga, pero me quedo pensando. Me convencen sin intentarlo, no sé por qué. Algunas cosas que quiero tener/hacer:

. una tobillera con cascabelitos
. un piercing en el pezón
. un tatuaje que me cubra toda la espalda
. andar en moto
. paracaidismo
. un trío con dos hombres
. vivir en el campo
. tener el pelo largo, hasta más abajo de la cintura
. tener el pelo corto, arriba de los hombros
. comida tailandesa (comer/aprender a cocinar)
. adoptar un gatito
. sexo con un desconocido en un departamento vacío en alquiler
. vivir en una ciudad tropical a la orilla del mar
. un baño de leche
. adoptar una iguana

y lo más importante:

defender Troya!

(había muchas más, pero ahora no me acuerdo)

Se busca

Busco persona con quien cartearme, preferentemente que viva en otro país.
Ofrezco una caligrafía prolija y entendible y una conversación postal aceptablemente interesante.
Gracias.

lunes, 31 de octubre de 2011

Consejo para Halloween

Por si uno no recuerda cómo matar zombies:
http://www.youtube.com/watch?v=aezzhR2FYCc

Kill the zombies by shooting them in the head
They can't eat you if you make them dead

viernes, 28 de octubre de 2011

Te lo dice el Fede

Hoy tuve que dar una clase sobre Lorca. Releyendo Bodas de sangre encontré este fragmento:

"Con tu mujer procura estar cariñoso, y si la notaras infatuada o arisca, hazle una caricia que le produzca un poco de daño, un abrazo fuerte, un mordisco y luego un beso suave. Que ella no pueda disgustarse, pero que sienta que tú eres el macho, el amo, el que manda."

Qué genio que era Lorca.

jueves, 27 de octubre de 2011

Lo que faltaba

Vengo teniendo unas semanas de mierda. Me cuesta levantarme de la cama, salir de casa, hablar con gente. O estoy rodeada de personas que conozco, que me caen bien, pero no puedo conectarme con la conversación. Siento que hablan y hablan, yo no tengo nada para decir así que siguen hablando y me ahogan, me voy entumeciendo hasta que no siento nada, salvo un poco de angustia de vez en cuando, y ahí es cuando me siento a leer y desaparezco del mundo.

En fin, así venía. Y hoy no tuve mejor idea que ir a Unicenter a comprar un corpiño. Mi vieja se había comprado uno lindo hace unos meses, y como ella y yo usamos casi el mismo talle, fui a ese lugar a ver si tenían algo parecido. Tenían. Me probé un 36 C. No me entraba, claro, yo soy 38 ó 36 D. La chica me dijo: "38 D no trabajamos". Ah. Buena onda la mina, me trajo varios modelos para que probara. Nada me quedaba bien. Y al final sucedió lo que yo temía: me trajo dos modelos de abuela para que me probara. Ahhh no, ni muerta me pongo un corpiño de abuela. Jamás de los jamases. ¡Tengo veintitrés años! Me niego a usar una cosa tan fea, triste y decadente. Fui a otro local, y le pregunté a otra vendedora si tenían algún corpiño en copa D. "¿Copa D?", repitió, como si nunca hubiese existido semejante cosa. Acto seguido me miró las tetas, para ver si yo no me estaba mandando cualquiera. Pasé la prueba, porque se fue para el fondo buscando a la veterana del negocio. Cuando le dije "38 D", miró a la pared de corpiños de vejestorio. Yo ya quería salir corriendo. Me probé el único corpiño que encontró para mí, negro, porque ese color "avellana" es simplemente un beige tristón, a mi no me meten ese verso.

Final del recorrido: salí del shopping con ganas de llorar. ¿Tan anormal soy? ¿Cómo puede ser que todas las argentinas sean A o B? ¿En dónde compran las pechugonas?
Ojalá fuese normal, ordinariamente normal, copa B normal... ya sé, la normalidad está sobrevalorada, pero a veces es un alivio inmenso. Un alivio que viene en muchísimos modelos, colores y telas.

Ya sé. Me voy a vivir a Estados Unidos, así voy a Victoria´s Secret todos los días y me compro un corpiño distinto. Y se acabó.

lunes, 24 de octubre de 2011

Inventá algo

El otro día me llega un mail de mi abuela que dice:
"Seguro que los adornos Celtas que lucen, son para que no las envidien, cada una de uds. en lo suyo......."

Sí, mi abuela usa la computadora, tiene mail y facebook. Los adornos a los que se refiere son una pulsera (de mi vieja) y un colgante (mío) con un símbolo celta que representa el equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu. En realidad el propósito del mail era adjuntar una presentación de Power Point sobre los celtas. Ella es así.

Me da ganas de contestarle sólo para hacer una pregunta: "Abue, ¿qué es "lo mío"? ¿Me lo decís, por favor?"

Es increíble, ella lo sabe, y yo no.

jueves, 20 de octubre de 2011

Encontré la solución

Últimamente el problema de mi vieja con los límites y el respeto por la privacidad ajena se agravó. Antes, por lo menos, tocaba la puerta dos veces, rápido, y sin esperar respuesta entraba. Es increíble que extrañe esas viejas épocas. Desde que volvió de viaje, simplemente abre la puerta. Así, como si yo tuviera cinco años, no sé. No sé qué cosas le pasan por la cabeza a esa mujer.
El problema no es que me vea en bolas, porque ya me ha visto y en general no me molesta. Es la invasión. Además, cada vez que abre la puerta sin llamar me pego un julepe bárbaro.

Entonces reflexioné. ¿Qué puedo hacer yo para resolver esta situación? Hablarle no sirve. Dice: "Bueno, yo soy así, no voy a cambiar" o "Me olvido". Cerrar la puerta con llave no se puede, porque no hay llave. Trabarla con una silla no se puede, porque... no se puede. ¿Qué queda? Hacer que ella no quiera entrar sin golpear. ¿Cómo? Horrorizándola.

Y se me ocurrió un plan. Cuando escucho que va a entrar, tiro el libro que estoy leyendo, saco un consolador gigante de debajo de la almohada y lo prendo. Abre la puerta y yo con el coso en la mano digo: "Ay, Mamá, ahora no, estoy ocupada"

Con eso en mente entré a la página de un sex shop y encontré el coso perfecto: se llama "Super Mulato". Jajaja. Por la módica suma de cien pesos. Si sólo eso hace que mi vieja deje de molestar, lo pago con gusto. Y después me queda el juguete de yapa.

martes, 18 de octubre de 2011

Gatonta

El otro día pensaba que si no fuera un ser humano, me gustaría ser un gato. Pero esta mujer al parecer es gato y ser humano al mismo tiempo. Qué nivel.
Es una "escritora" de novelas eróticas, al final de sus libros siempre hay un párrafo sobre ella y después un extracto de algún otro libro.

"Like any feline, Selena Kitt loves the things that make her purr -and wants nothing more than to make others purr right along with her! Pleasure is her middle name, whether is a short cap nap stretched out in the sun or a long kitty bath. She makes it a priority to explore all delightful distractions she can find, and follow her vivid and often racy imagination wherever it wants to lead her.
This sassy, outrageous author lives with her family in the Midwest, including two dogs and two fellow felines, all of whom she thinks are the cat's meow. Her writing embodies everything from spicy to the scandalous, but watch out -this kitty also has sharp claws and her stories often include intriguing edges and twists that take readers to new, thought-provoking dephts."


Si algún día escribo algo así sobre mí misma, matenme. Les doy permiso.

jueves, 13 de octubre de 2011

Pantera

Recién abro Hotmail y tenía un mail nuevo con el siguiente título: "¡¡WORKSHOP DE PANTERA EN MARIANA LEGARRETA POLE DANCE!!" (así venía, con dos signos de exclamación). Ése es uno de los primeros lugares donde se pudo aprender baile del caño acá, pero ya tienen varias actividades.
Mientras se abría el mail, me puse a pensar. ¿Qué es "pantera"? ¿Un nuevo estilo de baile? ¿Y cómo es que yo nunca escuché hablar de eso? ¿¿¿Cómo se baila pantera???
El cuerpo del mail es el siguiente:

¡¡¡PANTERA en Mariana Legarreta Pole Dance!!!!

ENTRENAMIENTO PRINCIPIANTES-INTERMEDIAS

Ejercicios para las pole dancers que están en el nivel básico a intermedio.

• Duración: 1 Hora

Martes 15 de Noviembre 19:30 a 20:30 hs.

VALOR: $134


TALLER COREOGRAFICO. TODOS LOS NIVELES
Incluye el armado de coreografías, trabajando la coordinación, y la resistencia muscular, todo en diferentes posturas y maniobras de control.

• Duración: 1 Hora

Miércoles 16 de Noviembre 19:30 a 20:30 hs.

VALOR: $134

TALLER DE INVERSIONES.
NIVEL INTERMEDIO Y AVANZADO
Este curso enseña todas las formas de inversiones posibles.

• Duración: 1hora y media.

Jueves 17 de Noviembre 19:30 a 21hs.

VALOR: $321

Abajo había una foto adjunta, donde una señorita se enroscaba alrededor del caño y miraba a la cámara con cara de aburrimiento pseudo sensual. Por los tatuajes que le cubrían el pecho, los brazos y las piernas entendí todo: ¡la señorita es Pantera!
Y sí, me llevó un tiempo, qué le vamos a hacer.
Esta es la página del lugar, por si quieren saber qué mas hay o qué caripela tiene la tal Mariana Legarreta (supongo que es ella): http://www.legarretapoledance.com/home.html

PD: No sabía que Michael Buble había hecho una versión de "Feeling good". Me gustó.

lunes, 10 de octubre de 2011

Ahora entiendo

Con razón Girondo estaba siempre rodeado de minas. Imaginate que te diga al oído Ah la piel cal de luna de tu trascielo mío que me levitabisma o mi preferida entremuslos de seda que me ceden. Uf, se me caería la bombacha al instante.



Topatumba

Ay mi más mimo mío
mi bisvidita te ando
sí toda
así
te tato y topo tumbo y te arpo
y libo y libo tu halo
ah la piel cal de luna de tu trascielo mío que me levitabisma
mi tan todita lumbre
cátame tu evapulpo
sé sed sé sed
sé liana
anuda más
más nudo de musgo de entremuslos de seda que me ceden
tu muy corola mía
oh su rocío
qué limbo
ízala tú mi tumba
así

ya en ti mi tea
toda mi llama tuya
destiérrame
aletea
lava ya emana el alma
te hisopo
toda mía
ay
entremuero
vida
me cremas
te edenizo.



Ay (*suspiro*). Qué poetas que tenemos.

domingo, 9 de octubre de 2011

Compulsión

Mis viejos tenían que llegar hoy a la mañana de su viaje. Ayer a la noche llamaron diciendo que el vuelo estaba sobrevendido, que se quedaban una noche más. Que llamáramos al remis que tenían reservado y que cambiáramos el horario.

Eso fue ayer a las ocho de la noche. ¿Por qué no llamé en el momento? Y claro, cuando se me ocurrió llamar, ya era tarde y me van a cobrar los dos viajes, el de la mañana y el de la noche.

Si yo sabía que iba a pasar esto. ¿Por qué? ¿Por qué esta necesidad de demostrar a cada paso lo inútil que soy? Parece que lo único que hago bien es hacer que las cosas me salgan mal.

sábado, 8 de octubre de 2011

Una taza propia

Hoy a la mañana, mientras desayunaba, me encontré mirando la taza donde siempre tomo café. Elijo esa, entre todas las tazas, porque tiene el tamaño que más me gusta. Es una taza blanca que dice en verde "Knorr Quick, la mejor opción para el hambre entre comidas". La habremos comprado, evidentemente, con un paquete de sopas o calditos.
¿Por qué estaba tomando mi café en eso? Sentí la absurda necesidad de salir y comprar una taza. Una que yo elija. No me importa que alguien más la use, sólo quiero tomar café todos los días en algo que yo haya elegido, sólo yo.
Virginia Woolf necesitaba un cuarto para escribir. Tal vez yo sólo necesite una taza.

martes, 4 de octubre de 2011

If I were a cat


El otro día escuché la canción de Beyonce, If I were a boy, y me puse a pensar. No pensé cómo sería ser hombre, porque ¿quién querría eso? No, pensé cómo sería ser gato.

Si yo fuera gato (gata), aprovecharía las tardes para dormir al sol.
En invierno, me apropiaría de las estufas, de las laptops y de los regazos de mis humanos para entrar en calor.
No aceptaría ninguno de esos alimentos balanceados que parecen caquitas de cabra, no. A mí me darían latas de atún o esos paquetes que vienen con salsa. Además, me dejarían preparado un platito de leche todos los días.
Ninguno de mis humanos trataría de sacarme del sillón/cama, porque sabrían quién manda.
Lo haría todo con elegancia, porque así son los gatos, y tendría algún nombre como Semjet (la diosa leona de los egipcios, diosa de la guerra) o Ishtar (diosa de la Mesopotamia). ¡No! ¡Ya sé! Si fuera gata, me encantaría llamarme Morgana.
Ignoraría a mis humanos salvo cuando necesite rascadores de orejas.
Cuando entrase en celo, me escaparía a la calle a dejar que dos gatos malos y llenos de cicatrices peleasen por mí.

Qué vida. Lo único que no me atrae es escupir bolas de pelo.

sábado, 1 de octubre de 2011

Cosas que pasan III

Venía de una tarde muy buena. Fui a taller de escritura y después a tomar un café con una compañera. Se hicieron las ocho, tomé el 63. En cuanto me subí, me di cuenta de que me estaba haciendo pis. Ya había tenido ganas antes, durante el taller y tomando el café, pero primero no quería levantarme para no perder ninguna crítica y después estaba tan enganchada en la conversación que no quería perder tiempo en eso. Además, siempre me da cosa ir al baño en un lugar que no conozco. No por el baño en sí, sino por preguntar dónde está y buscarlo. Es una tremenda estupidez, lo sé, no es la primera vez que me voy de un bar sin pasar por el baño y en medio del viaje a casa me arrepiento.

La cuestión es que estaba en el 63. Cada curva, cada salto en el empedrado amenazaba mi control. El colectivo dio una vuelta y pasó por la estación del ferrocarril en Chacarita. Pensé: "Dios mío, falta tanto, no voy a llegar". Traté de distraerme. Me concentré en la música que estaba escuchando, miré a la gente que subía, la de la calle. Pensé en el cuento que quiero escribir, en el personaje, en cómo empezar. Y otra vez: "Dios mío, no voy a llegar". Lacroze se me hacía infinita, los semáforos siempre en rojo. Cabildo fue todavía peor, había tráfico. Y el empedrado de Juramento, qué dolor. Traté de rezar el Padrenuestro, pero no me lo acuerdo, creo que nunca lo aprendí bien en el colegio, y hace años que no me siento a pensar en qué creo. Lo que sí me acuerdo bien es el Ave María en italiano, porque sigo escuchando la voz cantarina y un poco ronca de la maestra de Religión. Entonces empecé a recitar eso en voz baja mientras esperaba el tren en Barrancas:
Ave Maria piena di grazia, il Signore é con te, tu sei benedetta fra tutte le donne, e benedetto il frutto del tuo seno, Gesú. Ave Maria, prega per noi peccatori...

Eso es todo lo que me acuerdo. La gente me miraba al pasar, porque no podía quedarme quieta. Por fin, el tren, "gracias, gracias Dios".
Sólo dos estaciones, sólo dos y llegaba a casa. Mientras tanto me preguntaba por qué soy tan masoquista, y si no hay mejores maneras de serlo.
Porque realmente, aguantarse las ganas de ir al baño es la cosa más tonta del mundo.

Y como es tan tonto, cada vez que me pasas pienso: "Por favor, si no me desgracio en la calle, te prometo que no lo hago más, que voy al baño siempre antes de salir". Eso pienso siempre, hasta que llego a casa, tiro la cartera al piso, esquivo al perro que me recibe llorando y corro al baño.

Entonces, cuando ya pasó todo y me siento un ser humano de nuevo, y no un receptáculo de pis, me miro al espejo y sé que por más que prometa lo que prometa, voy a dejar que pase de nuevo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Sorpresas te da la vida III

Hoy estaba cocinando. Rompí un huevo y cayeron de él dos yemas. ¡Eran gemelitos!
Lo que podrían haber sido dos pollitos iguales hasta la última manchita del pico, ahora son waffles. Jeje.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Lógica

Cómo sé que nunca podría ser una diosa: los dioses no duermen.
Qué embole.

Cosas que pasan II

Tuve una buena tarde así que venía de buen humor. Empecé a cocinar. Como había sobrado arroz de ayer, hice una tortilla. Traté de darla vuelta y me quemé. Intenté de nuevo, y la quemadura me ardía por estar cerca de la sartén caliente. Entonces se me resbaló el plato se me cayó toda la tortilla sobre la hornalla. Tuve que apagar el fuego y tratar de rescatar lo que se había caído. No quedó mal, el gusto es el mismo, pero se veía tan triste cuando la llevé a la mesa.
Si comía yo sola no importaba, pero estaba cocinando para mi hermano también. No dijo nada, pobre santo, se comió la tortilla desmadejada sin una sola palabra, y encima me preguntó si me había puesto Pancután en la quemadura.

Yo sé, una tortilla caída y triste no es el fin del mundo, pero ya que hago poco en esta vida, me gustaría hacerlo bien.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Sorpresas te da la vida II

Hoy, 9 am.
Me subo al 29. Pago el boleto con mi bienamada Sube y voy a sentarme en el único asiento libre, al fondo del colectivo. A medida que me acerco noto una manchita blanca sobre el asiento. Será un boleto abollado, pienso. No. El cierre de la campera de la chica en el asiento de al lado. No. Llego al asiento.
Era un chicle masticado.
O_O
Lo corrí como pude y me senté. Yo digo, ¿no?, puede ser que a uno se le caiga el chicle de la boca. Ha pasado. Uno se distrae y ¡zas!, cae. Ahora... ¿cuán opa hay que ser para no darse cuenta de que tenías algo en la boca y no está más?
¿¿¿Y cuán hijo de puta y sorete de mierrrda hay que ser para bajarse y dejar el chicle en el asiento?????
No entiendo a la gente, no la entiendo. ¿Por qué no se pegan el chicle a la frente, así no lo pierden?

Estaba en tal estado de shock que simplemente lo corrí para poder sentarme, cuando lo que debería haber hecho era sacar un pañuelito de la cartera, envolverlo, rastrear al sucio repugnante que lo tiró y hacérselo tragar.

Este tipo de personas debería aparecer en Irreflexiones Arbitrarias, en las categorías de "Incitación a la violencia", "Mal gusto", "Asquito", "Servicio a la comunidad" y "Bondis".

Dios, ayudános a no ser taaan sucios, porque si seguimos así nos vamos a ahogar en nuestra propia basura.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Maldito blogger

Tengo problemas.
Con Blogger. Con todo lo demás también, pero desde ayer estoy enojada con esta cosa. Anoche quería subir un video. Y tenía que ser sábado a la noche, porque no es lo mismo que domingo a la noche. No tiene onda el domingo. Peeeeero... no se carga el video. No sé qué pasa. Damnation! Tan complicado tiene que ser?

sábado, 24 de septiembre de 2011

Sueños II

Anoche soñé con un compañero del colegio. Es la tercera vez en dos semanas que me aparece mientras duermo. Esta vez, yo estaba en Miami comprando ropa con una amiga. Estaba haciendo la fila para el probador cuando lo vi. Tenía una remera blanca y el diario en la mano. Lo miré fijo hasta que me reconoció, y sonreimos. Lo abracé y recuerdo no querer soltarlo. Me explicó que se había mudado ahí para ver a su hermano, pero que ahora tenían un bebé en la casa, por lo que él se pasaba todo el día en el shopping, leyendo el diario. Parecía tan perdido, pobrecito.

¿Qué quieren decir estos sueños? ¿Me está llamando? ¿Se murió? ¿Nos encontraremos por la calle algún día de estos?

viernes, 23 de septiembre de 2011

Sorpresas te da la vida I

Entré a una librería en Cabildo para comprar un regalo. No tenía mucho tiempo, ya sabía lo que quería y dónde estaba, pero es imposible no mirar las mesas de libros. Di una vueltita. Había un empleado acomodando cosas que de vez en cuando me miraba (al parecer tengo cara de ladrona de libros) y otra al fondo del local, en la caja. Cuando me cansé de mirar cosas que no podía comprar, fui a pagar lo que había elegido (Desorden moral, de Margaret Atwood).
"Hola", le dije a la chica que estaba detrás del mostrador. Ni bola me dio. Entonces escucho desde atrás: "Hola". Escrito así suena normal, pero la voz no era normal. Era una voz profunda y sexy. Llega por fin el empleado al mostrador, le doy el libro. Me quedo mirándolo (espero que no haya sido con la boca abierta). Era un flaco normal, medio bajito, con rulos y ojos claros, con pinta de estudiante de carrera humanística eterna (Filosofía, diría yo) y un sweater horroroso que debería quemar. Yo no podía creer que semejante voz saliera de un tipo tan flacuchito. Bueno, le pagué, lo saludé, etc; pero me quedé pensando. Qué loco, ¿no? Nunca lo hubiera esperado.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Lost in translation

Me está pasando algo muy extraño. Hace un tiempo que estoy bloqueada para escribir. Primero no tenía ganas, después tenía ganas pero no podía. Tengo las ideas, pero no puedo sentarme a escribir.
Venía pensando en un poema, pero siempre que llegaba a la palabra "omóplato" abandonaba todo intento. ¿Quién puede escribir con algo que suena tan mal? ¿A alguien de habla inglesa, "shoulder blades" le sonará tan mal como "omóplato" me suena a mí?
De repente, una luz se prendió. A mí me gusta decir shoulder blades. Entonces, ¿por qué no escribir en inglés?
Y eso estoy haciendo. Hasta ahora he generado tres hojas de mala poesía, ¡en inglés!
Algo es algo, ¿no?

martes, 20 de septiembre de 2011

Festejo

Mañana es el día de la Primavera/del Estudiante. Odio la primavera y detesto a los estudiantes. Pensé dos opciones para festejar tan glorioso día: uno) no salir de mi casa en todo el día y fingir que es cualquier día menos 21 de septiembre, para no toparme con hordas de pendejos que inundan las plazas, el transporte público y el aire respirable. dos) salir de casa con una ametralladora para toparme con hordas de pendejos.
Qué dilema.

lunes, 19 de septiembre de 2011

A way out

Estos días, cada vez que me despierto, puedo recordar qué estuve soñando. Nunca me pasa tan seguido. Tuve tantos sueños desde el jueves hasta hoy que estoy casi segura de que me olvidé de anotar alguno. Hoy, por ejemplo, me levanté y supe que había soñado con un compañero del colegio, y también que tenía que hacer tarea de latín (ya no más, a Dios gracias). Durante la siesta soñé que viajaba en el 152, que estaba usando una pollera y no tenía puesta ropa interior. Iba a bailar (¿qué me pasa con ir a bailar últimamente?), me encontraba con gente conocida (no sé quiénes eran, no me acuerdo, pero sé que los conocía) y nos subíamos a un auto. En fin, sueños y más sueños.

¡Basta! Quiero hablar con gente, necesito salir de mi propia cabeza. Hoy ya entré tres veces a Blogger, buscando quién sabe qué.
Odio la primavera y el calor (?)

sábado, 17 de septiembre de 2011

In nomine Bloggis

Sí, me cambié el nombre de usuario. Ya no me identificaba con el otro, y éste siempre me gustó mucho. Lo encontré hace tiempo en un libro, y enseguida me llamó la atención. Después busqué el significado y me gustó todavía más.
Dejo el avatar por ahora así me reconocen, espero.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Sueños

Estoy teniendo sueños muy bizarros:

Iba a ir a bailar, sola. Estaba por entrar al boliche pero me dijeron que no, que esperase cinco minutos más. Vi que estaba medio vacío porque era temprano, y yo necesitaba que estuviera lleno de gente para pasar desapercibida, para hacer lo que tenía que hacer. Llegaron dos amigas y decidí no entrar, no quería que nadie que me conociera viese lo que iba a hacer. Salimos, empezamos a caminar por Corrientes. Recuerdo que el 60 paraba justo al lado de una estación de la línea B. Yo tenía varias bolsas en las manos, paré el colectivo y subí sola. Por supuesto, el lector de Sube no andaba, así que tuve que sacar el monedero y poner cuatro mil quinientas monedas de veinticinco en la máquina. Después me senté en el primer asiento, cosa que jamás hago en la realidad. El colectivo iba por una calle de tierra, era de noche, y yo pensaba que era una lástima que fueran a interrumpir ese ramal, pero que claro, el servicio Bariloche-Salta no tenía mucha gente (¿?). Entonces controlaba las dos bolsas de supermercado que tenía encima, en una había un gato todo enroscado durmiendo y en la otra un gatito. Y seguimos viaje, creo.

Y otro:
Estaba sentada en el piso, enfrente de un televisor grande, recostada sobre un puff color crema. Estaba empezando una película cuando me quedé dormida y entré en la historia que estaba mirando. Llevaba un vestido antiguo y estaba subiendo unas escaleras. Veo una placa en la pared, veo palabras escritas en azul oscuro, algo de “la ley”, entonces la frase suena en mi cabeza como si alguien estuviera leyéndomela, como un mantra: “En un gobierno perfecto, se comen a los niños”. Yo lo entendía como que cuando una sociedad alcanza un gobierno perfecto, la gente empieza a comerse entre sí. Subo otro piso de escaleras y veo una mano siendo ofrecida a una mujer, que empieza a morderla. Corro, salgo al exterior, veo una pileta y me tiro, sabiendo que no me va a salvar pero me va a dar un poco de tiempo, trato de no salir a la superficie y despertarme. Lucho por salir del sueño y me encuentro tirada en el puff, frente al televisor prendido. Entonces me desperté en mi cama.

martes, 6 de septiembre de 2011

Cosas que pasan

Me subo al 59 en Cabildo.
"Hola. Uno diez con tarjeta, por favor.", le digo al chofer.
"Pasá", me contesta. Lo miro. "Pasá nomás".
Y pasé sin pagar.

Aclaro que tenía la campera cerrada, por lo tanto no estaba mostrando nada indecente y tampoco se veía mi cadenita de Independiente (podría haber sido de Boca el señor).
Entonces...

WTF????

miércoles, 31 de agosto de 2011

El cuento de la criada


"Nevertheless it hurts me to tell it over, over again. Once was enough: wasn’t once enough for me at the time? But I keep on going with this sad and hungry and sordid, this limping and mutilated story, because after all I want you to hear it, as I will hear yours too if I ever get the chance, if I meet you or you escape, in the future or in heaven or in prison or underground, some other place. What they have in common is that they’re not here. By telling you anything at all I’m at least believing in you, I believe you are there, I believe you into being. Because I’m telling you this story I will your existence. I tell, therefore you are."


Atwood, Margaret, The handmaid's tale, p.344

lunes, 29 de agosto de 2011

Abuela's

Domingo al mediodía:

Abuela: "¿Qué color es ese?" (refiriéndose a mis uñas)
Yo: "Negro"
Abuela: "No me gusta, parecés mala"
Yo: "Soy mala"
Abuela: "Bueno, más mala"


viernes, 19 de agosto de 2011

Libros

Hoy fui a pasear por mi segundo circuito de librerías.
El botín:
a) Un amor sin nombre, de Agatha Christie (bajo su seudónimo Mary Westmacott). Sólo tengo las novelas policiales de ella, así que pensé que tenía que conocer su otra cara. ($8)
b) El hombre que fue jueves, de G.K. Chesterton. Un clásico policial, hace tiempo que quería comprarlo. ($10)
c) The edible woman, de Margaret Atwood. Me encanta cómo escribe esta mujer, así que siempre que encuentro algún libro en inglés de ella lo compro. Sólo por el poema que sigue ya estaba entre mis autores preferidos. ($13)


You heard the man you love

You heard the man you love
talking to himself in the next room.
He didn’t know you were listening.
You put your ear against the wall
but you couldn’t catch the words,
only a kind of rumbling.
Was he angry? Was he swearing?
Or it was some kind of commentary
like a long obscure footnote on a page of poetry?
Or was he trying to find something he’d lost,
such as the car keys?
Then suddenly he began to sing.
You were startled
because this was a new thing,
but you didn’t open the door, you didn’t go in,
and he kept on singing, in his deep voice, off-key,
a purple-green monotone, dense and heathery.
He wasn’t singing for you, or about you.
He had some other source of joy,
nothing to do with you at all-
he was an unknown man, singing in his own room, alone.
Why did you feel so hurt then, and so curious,
and so happy
and also set free?


(traducción: http://elhuesodelapalabra.blogspot.com/2011/05/dos-poemas-de-margaret-atwood.html)

PD: Debería haber comprado El aliento del cielo de Carson McCullers. Era una buena edición, el libro estaba nuevo y el precio era razonable. Me maldigo a mí misma.

lunes, 8 de agosto de 2011

Notable

Hoy fui a pasear por las librerías de Corrientes. Pocas cosas me gustan más que meterme en esas librerías y llenarme los dedos de polvo buscando algo interesante. Hacía frío y había viento, pero eso casi lo hace más divertido. De alguna manera siempre asocio a los libros con el frío y el viento, no puedo imaginármelos con el calor y el sol del verano.
En Corrientes hay de todo, para todos. Nuevos, usados, destrozados, buenas ediciones, lamentables, bizarros, truchos, lo que quieras. Hoy encontré un librito de cuentos de un profesor de la facultad, Juan José Delaney (de Seminario de Literatura Argentina, que todavía no rendí), se llama Los pasos del tiempo. Leí dos cuentos y no están nada mal. Y lo pagué... tres pesos. Encontré también uno de Robert Alley, El último tango en París, basada en el guión cinematográfico homónimo de Bernardo Bertolucci, con prólogo de Norman Mailer. Me pareció interesante, y sólo costaba siete pesos, así que me lo traje.
El último lo compré por un impulso, porque como le faltan las solapas no sé de qué se trata, pero me gustó. Se llama Mermaid, y es de Margaret Millar. Cuando llegué a casa busqué a la autora y resulta que era la esposa de Ross McDonald, un grande de la literatura policial. ¡Qué loco! Y ella también escribía novelas policiales, así que voy a ver qué tal es.

Ya satisfechas con nuestras compras, fuimos a La Giralda, que era en realidad el objetivo de nuestra salida. Me encantan los bares notables de Buenos Aires, los que han sido declarados notables y los que no, pero igualmente lo son. Un Café Martínez puede ser lindo, pero nunca será notable. Para alcanzar esa categoría, el bar debe ser un vejestorio, atendido por vejestorios. Hoy, en vez de traerme la taza de café con leche, el mozo vino con dos jarritas y me lo sirvió ahí mismo. Me dejó también la azucarera, de las antiguas, no pidas edulcorante porque eso es de maricones. Y los churros, ¡los churros! Simples, rellenos o bañados en chocolate. Qué pecado capital, por favor. Renunciamos al chocolate caliente porque está todo muy caro, treinta y cuatro mangos por el chocolate y cuatro churros. Pero teníamos que sentarnos un ratito en las mesas de mármol y comernos, por lo menos, dos (o tres) churrines.
Ah, qué felicidad, la pila de libros en mi mesa de luz vuelve a crecer. Ya está alcanzando proporciones de torre de Babel.

Caminando a la parada, un tipo me tiró un beso desde un camión de La Serenísima. Juá!

domingo, 7 de agosto de 2011

En la ciudad

Hace unas semanas: desde el bondi vi una mujer, sentada en el 60 semirápido, que miraba un camión de basura que estaba parado justo al lado del colectivo. Uno de los basureros se subió de un salto al pescante del camión, le sopló un beso a la mujer y dijo algo, no alcancé a leerle los labios.
Acabo de acordarme de Campeones, donde Mariano Martínez hacía de basurero (era Campeones?) y desde el balcón, Laura Azcurra lo miraba embelesada. Ese planteo me parece bastante aburrido, yo quiero creer que las dos personas que vi en la calle no se conocían, simplemente se gustaron.
 
En otras noticias, esta semana leí toda una colección de libros de Deirdre Martin, esa de los jugadores de hockey. Había leído los primeros tres hace un tiempo: Body check, Fair play y Total rush. Me bajé Same rink, next year; Penalty box y Chasing Stanley (éste me aburrió bastante). Me falta el último, que no lo consigo por internet. También leí la colección de los Lords de Paula Quinn, Lord of desire, Lord of temptation, Lord of seduction y Lord of the mist. No sé qué tiene que ver la niebla con el resto de los títulos, pero bueno. Bastante malos son todos. Ahora no sé qué leer. Un libro que sí me gustó mucho (que leí el sábado pasado) fue El despertar de Mona Lisa. Muy bizarro, pero está bueno. Lo único serio que leí fue el cuento "Eveline", de James Joyce (en Dublineses). Casi me gustó más cómo sonaba la traducción que el original en inglés, y eso sí que es una novedad para mí.

"Todos los mares del mundo se agitaban en su pecho"

lunes, 25 de julio de 2011

Dos placeres

Estoy con un ataque de avidez por los libros. En menos de una semana compré tres (Tatiana y Alexandr, de Paullina Simons; El despertar de Mona Lisa, de Sunny y Tierra adentro, de Nicola Barker) y me bajé otros tantos. Ayer releí el séptimo libro de Harry Potter entero, y habría leído toda la colección. Temo por mi salud mental. Quiero leer todo al mismo tiempo. Quiero releer todos los libros que leí, los que compré y todavía no abrí y todos los que no compré y andan por ahí. Un ejemplo de mi ansiedad: recién estaba tratando de abrir un chocolate Milka que me regalaron en el día del amigo. Y hacen tan mal estos paquetes del orto, que no lo podía abrir. Así que agarré la tijera y corté todo el plástico que me impedía apoderarme del delicioso chocolate con almendras. Así que ahora, por fin, estoy disfrutando de este néctar de los dioses. Con esas almendras que tiene, me hace acordar al Häagen-Dazs (sí, acabo de buscar cómo se escribe), el palito de Vanilla almond. Qué ricura. Uy, se me cayó un poco de baba en el teclado. En fin. No sé dónde estaría yo sin libros y sin chocolate. Eso no sería vivir. El otro día pensaba: “Che (a veces me hablo a mí misma), qué bueno que me gusta leer. Qué suerte que tengo”. Por lo menos tengo una cosa, algo constante que me importa más que nada, en la que nunca voy a dejar de creer. El género humano es voluble: la familia se muere o se aleja, los amigos se van, las personas cambian. Pero los libros, ésos nunca te dejan. Hace unos años presté mi primera copia de Cien años de soledad. Obviamente, no volvió. Pero al tiempo me compré otro. No era el mismo libro, el objeto que yo había aprendido a querer, pero lo abrí y ahí estaban, las mismas palabras. Y eso es lo único que importa. Eso, y el chocolate. Madre mía, cuando aprenda a hacer soufflé de chocolate, todo estará perdido. Y ahora, un poema que me gusta mucho:


Piano and drums
de Gabriel Okara

When at break of day at a riverside
I hear jungle drums telegraphing
the mystic rhythm, urgent, raw
like bleeding flesh, speaking of
primal youth and the beginning,
I see the panther ready to pounce,
the leopard snarling about to leap
and the hunters crouch with spears poised;

And my blood ripples, turns torrent,
topples the years and at once I’m
in my mother’s laps a suckling;
at once I’m walking simple
paths with no innovations,
rugged, fashioned with the naked
warmth of hurrying feet and groping hearts
in green leaves and wild flowers pulsing.

Then I hear a wailing piano
solo speaking of complex ways
in tear-furrowed concerto;
of far away lands
and new horizons with
coaxing diminuendo, counterpoint,
crescendo. But lost in the labyrinth
of its complexities, it ends in the middle
of a phrase at a daggerpoint.

And I lost in the morning mist
of an age at a riverside keep
wandering in the mystic rhythm
of jungle drums and the concerto.

jueves, 21 de julio de 2011

Uno

 
Ayer a la noche terminé de leer Smooth talking stranger, de Lisa Kleypas. Me quejé de esta señora en un post anterior, y con este libro me demostró que no chochea. De casualidad me lo bajé, no sabía de qué se trataba, sólo que estaba en inglés y eso ya era un buen motivo para elegirlo. Cuando lo empecé, le sumé más puntos a favor: está situado en la actualidad y escrito en primera persona (cosa extraña en una novela romántica, pero funciona bastante bien). La protagonista es una boluda que vive con el novio y trata de evitar a su madre y a su hermana tanto como puede, porque las dos están locas. Pero la hermana le enchufa a su bebé recién nacido y la protagonista, Ella (puaj), decide ocuparse del bebé porque su gran nobleza le impide desentenderse. Y ahí conoce a un chabón que es todo lo que los protagonistas de las novelas de este tipo siempre son: adinerado en exceso, de buen linaje, increíblemente atractivo, seductor, bla, bla. La única variable en este tipo de personajes es el color de ojos. A pesar de todo, esta novela resultó una agradable sorpresa. Cuando uno incursiona en este género, espera encontrarse con muchas cursiladas y un gran número de libros mal escritos y mal pensados, y con algunas agradables sorpresas. No quiere decir tampoco que las sorpresas estén mejor escritas que los otros, o que salgan demasiado del molde (porque libro que sale del molde ya no es comercial, por lo tanto no vende), sino que tiene un algo distinto que hace que no sea tan malo y predecible.

La semana pasada leí Lead me on, de Julie Ortolon. Llegué a este libro buscando uno con el mismo título, pero escrito por Victoria Dahl. No estaba, y como me dio bronca me bajé este. No estaba tan mal, incluso pude terminarlo. Después me bajé el primero de esa serie, Falling for you, y leí las primeras doscientas páginas. Me resultó insoportable. Los personajes son retrasados mentales y la autora no se molestó en armar las frases de otra manera cuando describe las mismas cosas. Así que lo dejé por la mitad, como tantos otros libros que empecé. De hecho, me asusta un poco la cantidad de libros que tengo colgados. En la mesita de luz tengo Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin (un libro de cuentos que me prestaron), el primer tomo de Los caminos de la libertad, de Jean-Paul Sartre, Cuento de hadas en Nueva York, de JP Donleavy, The handmaid’s tale, de Margaret Atwood y Mañana en la batalla piensa en mí, de Javier Marías. Además tengo en la computadora algunas novelas que dejé por la mitad.

Conclusión: 1) creo que tengo déficit de atención y 2) es sabido por todos que los protagonistas de las novelas románticas son seres inexistentes y que uno no puede esperar encontrar eso por la calle, pero salir y toparse con un porteño es demasiado. La caída es terriblemente dura.
 

domingo, 17 de julio de 2011

Déjame entrar

Éste es un párrafo del libro que mencioné el otro día, el de la niña vampiro y el niño abusado con fantasías violentas. En este momento no está conmigo el libro, lo presté y todavía no volvió. Estoy muy preocupada. ¿Volverá a mí el libro? ¿Por qué presto cosas? ¿No aprendí todavía? Evidentemente no.
 
 
"Cerró los ojos. Dentro de su cabeza tenía la vaga sensación de que debía decir algo, hacer algo. Pero no le quedaban fuerzas.
 
Allá lejos sintió que alguien acariciaba una mejilla. No consiguió formular el pensamiento, pero puesto que él lo sentía, debía de ser la suya. En algún lugar, un planeta lejano, alguien acarició con cuidado la mejilla del otro.
 
Y era bueno.
 
Después, no hubo más que estrellas."
 
 
Ajvide Lindquivist, John, Déjame entrar

miércoles, 13 de julio de 2011

Cuento de hadas en Nueva York

 
"Las altas ventanas grises del museo. Bajo la escalera hacia el subterráneo. Por todos lados mascan chicles. Los molinetes del subte me hacen pensar en caballos. La ficha entra tan fácilmente en la ranura. Un clic y paso por el molinete. Podría tirarme bajo un tren. Dejar que pase rugiendo sobre mí. Qué habrá que tocar para morir electrocutado. Cómo sabrían que deberían llevarme y ponerme junto a Helen. Tendría que escribirlo y meter el papel en mi billetera. En caso de muerte que me lleven al velatorio Vine y me entierren junto a Helen. Tan destrozado que podrían ponerme en torno a ella en el mismo ataúd. No puedo soportar la idea de que tenga frío. Y lo último que dijiste fue que te sepultaran bajo tierra. Y siempre usabas mucha sombra verde alrededor de los ojos. Te acercabas a mí en tu vestido de seda crujiente. Como si hubieras sido hueca. Oías con tus grandes ojos. Y el primer día que pasamos a bordo no quise que gastaras dos dólares para alquilar una reposera. Ahora te dejaría. Ahora te dejaría hacer cualquier cosa. Helen, ahora podrías alquilar dos o tres reposeras y yo no te diría una sola palabra. No era por el dinero, era porque tenías muy mal aspecto y pensé que te helarías de frío en la cubierta. Y nadie sabía lo enferma que estabas. Y tiré la toalla. Te la arranqué de las manos cuando me dijiste que gastarías esos dos dólares. No era por el dinero. Ahora rompería dos dólares aquí mismo, en la plataforma de este subte. Dios mío, era por el dinero… te he perdido."
 
Donleavy,J.P., Cuento de hadas en Nueva York, Sudamericana, Buenos Aires, 1974, p. 12-13.
 

miércoles, 6 de julio de 2011

Vecino a la vista

Ayer estaba saliendo de casa cuando el vecino nuevo entraba. Fue gracioso porque aunque los dos nos miramos al mismo tiempo, no pudimos vernos bien. Sólo escuché una voz… ¡y qué voz! Como esperaba que no hubiese entrado a su casa todavía, cerré la puerta y empecé a caminar, con las caderas en modo “on” y las botas haciendo clop clop en el empedrado, anunciándome. Cuando pasé vi de reojo que seguía tratando de abrir la puerta, y quiero creer que miró. ¡Por fin un vistazo del vecinito nuevo!

Debe hacer como un mes que se mudaron ya, pero nunca los engancho. Lo único que sé es que el pibe es músico, porque lo escucho ensayar. Quiero creer, con todas mis fuerzas, que su habitación comparte pared con la mía. Así podríamos inventar nuestro propio código Morse*, siendo un golpe “¿Estás ahí?, dos “Me estoy sacando la ropa” y tres “Venite para acá en este instante”. Es realmente una lástima que mi ventana tenga rejas. Así no puede divertirse una.

En otras noticias, terminé de leer (ayer, también) Crazy for love, de Victoria Dahl. De ella ya leí Start me up, Talk me down, The wicked west y To tempt a scotsman. Si bien me gusta el estilo de esta autora, esta última novela me resultó un poco densa. Los personajes están muy nerviosos desde el principio, y uno no termina de entender bien por qué. Además son todos bastante detestables, y no hay mucho conflicto. Lo bueno es que como está ambientado en la actualidad, nadie está preocupado por la virginidad de nadie. Me gusta que compare el cuerpo de un hombre con el sol, pero eso sólo funciona una vez. Y casualmente en Start me up le sale mucho mejor la metáfora:

When he followed her down, his weight like the sun against her naked body, hot and soothing and happy. (Cuando se acostó sobre ella, su peso era como el sol sobre su cuerpo desnudo, caliente y relajante y feliz)

La traducción es aproximada, pero ésa es la idea. Me parece tan tierno, y no entiendo bien por qué. En fin, Victoria Dahl, ésa es la única metáfora que te salió bien, así que ya está. Dejá de repetirte y pasá a otra cosa.

Por último, hoy agradecemos por los pasillos estrechos de algunos modelos del 60, que hizo que ayer un chabón me apoyara para dejar pasar a una señora. Gracias, gracias.

*Como hacen los personajes de Déjame entrar, la novela de John Ajvide Lindquivist, que luego tuvo su lugar en cartelera con Criaturas de la noche (la versión europea, mil veces mejor que la truchex que hicieron en Hollywood). Altamente recomendable tanto el libro como la película.

lunes, 4 de julio de 2011

Nunca te vas a dormir sin haber aprendido una o dos cosas

 

Tanto me quejaba del libro este, y resulta que aprendí algo. La contratapa del libro ya había establecido que el protagonista masculino era un amante espectacular. Yo, que me leí toda la maldita cosa, les cuento que el chabón había debutado con la madama de un cabarulo a los veinticuatro años, y que al parecer un hobby de ella era acumular conocimientos sexuales, así que tenía muchísimos libros sobre el tema. En uno de esos libros, dicho protagonista aprendió algunas nociones de tantra, y quiso compartirlas con su tan inocente joven esposa:

“Y mientras la poseía, ella suavemente llegó a entender la pauta en que él se movía dentro de ella… ocho embestidas poco profundas, dos profundas… siete poco profundas, tres profundas… progresivamente hasta que finalmente le diera diez fuertes y penetrantes zambullidas.”

A propósito, la palabra “zambullidas” me parece horrorosa. ¿Diría “thrust” el original? En fin. Me causó gracia el método porque es lo que yo hacía cuando corría, para entrenar. Empecé caminando rápido ocho minutos, corriendo dos, y vuelta a caminar. Así durante una hora. A la semana siguiente, caminaba siete minutos y corría tres. Creo que llegué a correr quince minutos seguidos cuando me cansé y mandé todo a la mierda. ¿Vio? No hay libro que no aporte algo interesante.

Interpretaciones fallidas

Ayer, como no podía dormir, bajé una novela de internet y empecé a leer. Ya leí varios de esta autora, Lisa Kleypas, por lo tanto ya sé de qué va la cosa. Pero me había olvidado que era tan lamentable todo. ¡Tenía un mejor recuerdo de las habilidades de esta señora! Me pareció tan, pero tan burdo. Claro que si uno se pone a leer algo llamado El precio del amor, sabe en qué se mete. Ya la parte de atrás es terrible (¿quién escribe estas cosas?): “¿Cuál es el precio del amor? Nick Gentry tiene la reputación de ser el amante más habilidoso de Inglaterra. Conocido por resolver situaciones delicadas, es contratado para buscar a Miss Charlotte Howard. Él cree que la misión será fácil de concretar… hasta que conoce a la dama en cuestión”.
Vengo de leer dos novelas eróticas ambientadas en esta época, por lo tanto el retorno a la época victoriana me aburre soberanamente. Para peor, la protagonista es toda inocente y preocupada por proteger su virtud. Vomitivo. Pero esto no es lo peor, no. Lo que más me molesta es la traducción. Es tan mala, que todavía se nota la cadencia del inglés. Hicieron una traducción tan literal, que hay cosas que son sintácticamente incorrectas en español. Todos sabemos que una traducción es en realidad una interpretación del texto, porque además de traducir el significado literal hay que moldearlo para que se adapte a las estructuras y al ritmo del nuevo idioma. En definitiva: las traducciones son chamuyo puro. Sí, me molestan los errores sintácticos, pero lo más frustrante es que en algunas partes casi puedo imaginar exactamente qué palabras usó la autora. No es que sean grandes palabras tampoco, pero la señora debe haber estado algún tiempo pensándolas. Y aunque las novelas románticas suelen ser de muy mala calidad, siempre hay una o dos frases rescatables. Después de todo, si uno escribe un libro de ciento cincuenta y siete páginas, es difícil arruinar absolutamente todos los párrafos, ¿no? Claro que para rescatar algo, debería leerlo en su idioma original, y no encontré este libro en inglés. Así que nada. Voy a hacer un esfuerzo para terminarlo y después pasaré a algo más interesante.

domingo, 3 de julio de 2011

Asentando las posaderas

Es cómodo el sillón, aunque el cuero está frío. Va a ser divertido sentarse acá.
A calentar el lugar!