viernes, 23 de septiembre de 2011

Sorpresas te da la vida I

Entré a una librería en Cabildo para comprar un regalo. No tenía mucho tiempo, ya sabía lo que quería y dónde estaba, pero es imposible no mirar las mesas de libros. Di una vueltita. Había un empleado acomodando cosas que de vez en cuando me miraba (al parecer tengo cara de ladrona de libros) y otra al fondo del local, en la caja. Cuando me cansé de mirar cosas que no podía comprar, fui a pagar lo que había elegido (Desorden moral, de Margaret Atwood).
"Hola", le dije a la chica que estaba detrás del mostrador. Ni bola me dio. Entonces escucho desde atrás: "Hola". Escrito así suena normal, pero la voz no era normal. Era una voz profunda y sexy. Llega por fin el empleado al mostrador, le doy el libro. Me quedo mirándolo (espero que no haya sido con la boca abierta). Era un flaco normal, medio bajito, con rulos y ojos claros, con pinta de estudiante de carrera humanística eterna (Filosofía, diría yo) y un sweater horroroso que debería quemar. Yo no podía creer que semejante voz saliera de un tipo tan flacuchito. Bueno, le pagué, lo saludé, etc; pero me quedé pensando. Qué loco, ¿no? Nunca lo hubiera esperado.

2 comentarios:

Gonzalo dijo...

¿Buscas a un humanista con pinta normal y extrañamente sexy? xD

Sidonie dijo...

no, no busco nada. simplemente me sorprendió, gratamente.