miércoles, 13 de julio de 2011

Cuento de hadas en Nueva York

 
"Las altas ventanas grises del museo. Bajo la escalera hacia el subterráneo. Por todos lados mascan chicles. Los molinetes del subte me hacen pensar en caballos. La ficha entra tan fácilmente en la ranura. Un clic y paso por el molinete. Podría tirarme bajo un tren. Dejar que pase rugiendo sobre mí. Qué habrá que tocar para morir electrocutado. Cómo sabrían que deberían llevarme y ponerme junto a Helen. Tendría que escribirlo y meter el papel en mi billetera. En caso de muerte que me lleven al velatorio Vine y me entierren junto a Helen. Tan destrozado que podrían ponerme en torno a ella en el mismo ataúd. No puedo soportar la idea de que tenga frío. Y lo último que dijiste fue que te sepultaran bajo tierra. Y siempre usabas mucha sombra verde alrededor de los ojos. Te acercabas a mí en tu vestido de seda crujiente. Como si hubieras sido hueca. Oías con tus grandes ojos. Y el primer día que pasamos a bordo no quise que gastaras dos dólares para alquilar una reposera. Ahora te dejaría. Ahora te dejaría hacer cualquier cosa. Helen, ahora podrías alquilar dos o tres reposeras y yo no te diría una sola palabra. No era por el dinero, era porque tenías muy mal aspecto y pensé que te helarías de frío en la cubierta. Y nadie sabía lo enferma que estabas. Y tiré la toalla. Te la arranqué de las manos cuando me dijiste que gastarías esos dos dólares. No era por el dinero. Ahora rompería dos dólares aquí mismo, en la plataforma de este subte. Dios mío, era por el dinero… te he perdido."
 
Donleavy,J.P., Cuento de hadas en Nueva York, Sudamericana, Buenos Aires, 1974, p. 12-13.
 

No hay comentarios: