lunes, 26 de septiembre de 2011

Sorpresas te da la vida II

Hoy, 9 am.
Me subo al 29. Pago el boleto con mi bienamada Sube y voy a sentarme en el único asiento libre, al fondo del colectivo. A medida que me acerco noto una manchita blanca sobre el asiento. Será un boleto abollado, pienso. No. El cierre de la campera de la chica en el asiento de al lado. No. Llego al asiento.
Era un chicle masticado.
O_O
Lo corrí como pude y me senté. Yo digo, ¿no?, puede ser que a uno se le caiga el chicle de la boca. Ha pasado. Uno se distrae y ¡zas!, cae. Ahora... ¿cuán opa hay que ser para no darse cuenta de que tenías algo en la boca y no está más?
¿¿¿Y cuán hijo de puta y sorete de mierrrda hay que ser para bajarse y dejar el chicle en el asiento?????
No entiendo a la gente, no la entiendo. ¿Por qué no se pegan el chicle a la frente, así no lo pierden?

Estaba en tal estado de shock que simplemente lo corrí para poder sentarme, cuando lo que debería haber hecho era sacar un pañuelito de la cartera, envolverlo, rastrear al sucio repugnante que lo tiró y hacérselo tragar.

Este tipo de personas debería aparecer en Irreflexiones Arbitrarias, en las categorías de "Incitación a la violencia", "Mal gusto", "Asquito", "Servicio a la comunidad" y "Bondis".

Dios, ayudános a no ser taaan sucios, porque si seguimos así nos vamos a ahogar en nuestra propia basura.

2 comentarios:

Paula dijo...

A la mayoría de la gente que veo en esta ciudad ingrata, ni aunque le adhieran quirúrgicamente un tacho de basura en el culo serían limpios y tendrían buenos modales para con los otros ciudadanos y la Pachamama. Putos. ._.

Sidonie dijo...

Se. Hay que salir a la calle con una ametralladora y listo.