jueves, 20 de octubre de 2011

Encontré la solución

Últimamente el problema de mi vieja con los límites y el respeto por la privacidad ajena se agravó. Antes, por lo menos, tocaba la puerta dos veces, rápido, y sin esperar respuesta entraba. Es increíble que extrañe esas viejas épocas. Desde que volvió de viaje, simplemente abre la puerta. Así, como si yo tuviera cinco años, no sé. No sé qué cosas le pasan por la cabeza a esa mujer.
El problema no es que me vea en bolas, porque ya me ha visto y en general no me molesta. Es la invasión. Además, cada vez que abre la puerta sin llamar me pego un julepe bárbaro.

Entonces reflexioné. ¿Qué puedo hacer yo para resolver esta situación? Hablarle no sirve. Dice: "Bueno, yo soy así, no voy a cambiar" o "Me olvido". Cerrar la puerta con llave no se puede, porque no hay llave. Trabarla con una silla no se puede, porque... no se puede. ¿Qué queda? Hacer que ella no quiera entrar sin golpear. ¿Cómo? Horrorizándola.

Y se me ocurrió un plan. Cuando escucho que va a entrar, tiro el libro que estoy leyendo, saco un consolador gigante de debajo de la almohada y lo prendo. Abre la puerta y yo con el coso en la mano digo: "Ay, Mamá, ahora no, estoy ocupada"

Con eso en mente entré a la página de un sex shop y encontré el coso perfecto: se llama "Super Mulato". Jajaja. Por la módica suma de cien pesos. Si sólo eso hace que mi vieja deje de molestar, lo pago con gusto. Y después me queda el juguete de yapa.

5 comentarios:

Gonzalo dijo...

JAJAJAJAJ xD

Paula dijo...

Me recuerda esto:

http://www.youtube.com/watch?v=Ovhx-eBQMvw

XD

Sidonie dijo...

jajaja claro, pero lo mio sería intencional... y menos vergonzoso (para mí, no para Madre)

Hugo dijo...

Ojo, por ahí se le empieza a hacer costumbre entrar cuando vos no estés...

Sidonie dijo...

no hay chance, yo no comparto. bajo siete llaves quedaría guardado el mulato.