jueves, 26 de enero de 2012

Panchez

Desde hoy a la tarde que tengo un cuento en la cabeza. Se me ocurrió la primera frase y de ahí salieron más, y más. Claro que nunca estoy cerca de la computadora o de una birome cuando esto pasa, siempre me estoy bañando o saliendo o tomando el colectivo, así que las frases quedan almacenadas en la mente, en espera de un mejor momento. Sufrí tres viajes en colectivo y uno en tren con esto en la cabeza.

Llegué a casa a las once, me preparo la cena, prendo la tele. El cuento quiere salir. Escribo los dos primeros párrafos y mientras lavo los platos de la cena sigo escuchando las frases en mi cabeza, que ni siquiera tiene la consideración de pensar en orden, sino que ya está buscando las últimas palabras del cuento.

No tengo ni ganas de ver la tele, quiero dormir, pero sé que en cuanto apague la luz las palabras van a volver a escucharse, más fuertes que antes porque no hay nada que me distraiga.

Tengo sueño, quiero dormir, pero este cuento no me deja en paz.

Lo peor: no es un cuento feliz.

7 comentarios:

Gonzalo dijo...

Sugerencia: pone tu atención en una sola cosa (que no sea la historia).

Hugo dijo...

Poné las palabras en un papel, por lo general suele ayudar.

Sidonie dijo...

ya está, lo escribí anoche como pude. la semana que viene lo llevo al taller y empiezo a corregirlo :)

Gonzalo dijo...

¿Sumario de la historia?

Sidonie dijo...

mmm... es una chica que va al ginecólogo y mientras está ahí de piernas abiertas en la camilla se da cuenta de algunas cosas.

Gonzalo dijo...

Bueno, por lo menos termino la sequía de inspiración. :)

Sidonie dijo...

siiiii hace no sé cuánto que no escribía un cuento!
me so happy