viernes, 6 de enero de 2012

Asociación libre

Finalmente había bajado el sol. Estaba regando el jardín, escuchando la música que venía de la cocina. De pronto empieza a sonar "El vestido rojo" de Luciano Pereyra. Me acordé del video, en el que se ve a una modelo (con un vestido rojo) en un boliche, y al pobre Lucho muerto de celos. Eso me hizo acordar a una vez que fui a bailar, cuando estrené mi vestido rojo. De más está decir que me sentía bastante expuesta con eso.
En fin. Cada vez que recuerdo esa noche, lo primero que me viene a la cabeza es estar parada al lado de unas amigas, no sé bien qué esperábamos. Entonces una mano se deslizó por mi cintura. Me di vuelta, y vi que sólo era un tipo tratando de pasar para ir a la barra.
Esa caricia me quedó grabada en la cabeza. Porque me gustó más que cualquier cosa que un flaco haya hecho con intención de, ¿se entiende? Lamentablemente para mí, porque vivimos en una sociedad burda que gusta de lo obvio, yo prefiero mil veces lo sutil.

Eso pensé mientras regaba las plantitas muertas de calor.

2 comentarios:

Hugo dijo...

El calor pega.

Sidonie dijo...

y sí. más calor, menos neuronas funcionando.