martes, 22 de noviembre de 2011

En la ciudad III


Estaba en el subte. Leyendo, como siempre. Al lado mío, un flaco, rubiecito, de mi altura más o menos, que leía una edición vieja de Lasher, de Anne Rice (ya me caía bien por eso). Se cortó la luz en el vagón. Dejamos de leer. Nos miramos. Éramos los únicos leyendo. Suena la voz en el altoparlante: "Se cortó la luz en toda la línea D...", bla bla, la gente se baja puteando.

Tres horas después, miro por la ventana del 68. Un tipo rubiecito con remera azul camina por la calle. En la mano lleva Lasher.

Mismo tipo, mismo libro. ¿Qué quiere decir?

12 comentarios:

Gonzalo dijo...

Raro. O.O

Hugo dijo...

Una vez es casualidad, dos son coincidencia.

A la tercera dale charla, como mínimo.

Sidonie dijo...

JAJAJA "como mínimo"?????
y como máximo qué???

Paula dijo...

Como máximo hacés como el personaje de The Walking Dead que te conté recién... XD

Sidonie dijo...

jajaja sos una zarpada, Paulette.

Hugo dijo...

Ja, el máximo depende de los gustos y preferencias de cada uno.

Paula dijo...

Si depende de las preferencias, al menos ya sabés que comparten una preferencia: el libro que leían. O sea... si hay alguna reseña de interacción humana, podés descartarte por esa.

Paula dijo...

¿Qué digo? No hay interacciones humanas, estamos hablando de vampiros.

Ok, el máximo: Morderle el cuello. ¿Tiene sentido, o no?

Sidonie dijo...

no sólo tiene sentido sino que suena muy apetecible

Hugo dijo...

¿Vampiros? ¿Morder cuellos?

¡Cosa 'e Mandinga!

Paula dijo...

Ahora que lo pienso, la testosterona masculina repele las historias vampíricas. Así que si leía algo de Ana Arroz, lo más probable es que fuera gay. ._.

Sidonie dijo...

Ay no digas esas cosas!!! además, no es cierto. un compañero de taller (de los martes) está escribiendo una novela sobre un vampiro. cierto, es malísima, pero el chabón no es gay (creo).