miércoles, 31 de agosto de 2011

El cuento de la criada


"Nevertheless it hurts me to tell it over, over again. Once was enough: wasn’t once enough for me at the time? But I keep on going with this sad and hungry and sordid, this limping and mutilated story, because after all I want you to hear it, as I will hear yours too if I ever get the chance, if I meet you or you escape, in the future or in heaven or in prison or underground, some other place. What they have in common is that they’re not here. By telling you anything at all I’m at least believing in you, I believe you are there, I believe you into being. Because I’m telling you this story I will your existence. I tell, therefore you are."


Atwood, Margaret, The handmaid's tale, p.344

lunes, 29 de agosto de 2011

Abuela's

Domingo al mediodía:

Abuela: "¿Qué color es ese?" (refiriéndose a mis uñas)
Yo: "Negro"
Abuela: "No me gusta, parecés mala"
Yo: "Soy mala"
Abuela: "Bueno, más mala"


viernes, 19 de agosto de 2011

Libros

Hoy fui a pasear por mi segundo circuito de librerías.
El botín:
a) Un amor sin nombre, de Agatha Christie (bajo su seudónimo Mary Westmacott). Sólo tengo las novelas policiales de ella, así que pensé que tenía que conocer su otra cara. ($8)
b) El hombre que fue jueves, de G.K. Chesterton. Un clásico policial, hace tiempo que quería comprarlo. ($10)
c) The edible woman, de Margaret Atwood. Me encanta cómo escribe esta mujer, así que siempre que encuentro algún libro en inglés de ella lo compro. Sólo por el poema que sigue ya estaba entre mis autores preferidos. ($13)


You heard the man you love

You heard the man you love
talking to himself in the next room.
He didn’t know you were listening.
You put your ear against the wall
but you couldn’t catch the words,
only a kind of rumbling.
Was he angry? Was he swearing?
Or it was some kind of commentary
like a long obscure footnote on a page of poetry?
Or was he trying to find something he’d lost,
such as the car keys?
Then suddenly he began to sing.
You were startled
because this was a new thing,
but you didn’t open the door, you didn’t go in,
and he kept on singing, in his deep voice, off-key,
a purple-green monotone, dense and heathery.
He wasn’t singing for you, or about you.
He had some other source of joy,
nothing to do with you at all-
he was an unknown man, singing in his own room, alone.
Why did you feel so hurt then, and so curious,
and so happy
and also set free?


(traducción: http://elhuesodelapalabra.blogspot.com/2011/05/dos-poemas-de-margaret-atwood.html)

PD: Debería haber comprado El aliento del cielo de Carson McCullers. Era una buena edición, el libro estaba nuevo y el precio era razonable. Me maldigo a mí misma.

lunes, 8 de agosto de 2011

Notable

Hoy fui a pasear por las librerías de Corrientes. Pocas cosas me gustan más que meterme en esas librerías y llenarme los dedos de polvo buscando algo interesante. Hacía frío y había viento, pero eso casi lo hace más divertido. De alguna manera siempre asocio a los libros con el frío y el viento, no puedo imaginármelos con el calor y el sol del verano.
En Corrientes hay de todo, para todos. Nuevos, usados, destrozados, buenas ediciones, lamentables, bizarros, truchos, lo que quieras. Hoy encontré un librito de cuentos de un profesor de la facultad, Juan José Delaney (de Seminario de Literatura Argentina, que todavía no rendí), se llama Los pasos del tiempo. Leí dos cuentos y no están nada mal. Y lo pagué... tres pesos. Encontré también uno de Robert Alley, El último tango en París, basada en el guión cinematográfico homónimo de Bernardo Bertolucci, con prólogo de Norman Mailer. Me pareció interesante, y sólo costaba siete pesos, así que me lo traje.
El último lo compré por un impulso, porque como le faltan las solapas no sé de qué se trata, pero me gustó. Se llama Mermaid, y es de Margaret Millar. Cuando llegué a casa busqué a la autora y resulta que era la esposa de Ross McDonald, un grande de la literatura policial. ¡Qué loco! Y ella también escribía novelas policiales, así que voy a ver qué tal es.

Ya satisfechas con nuestras compras, fuimos a La Giralda, que era en realidad el objetivo de nuestra salida. Me encantan los bares notables de Buenos Aires, los que han sido declarados notables y los que no, pero igualmente lo son. Un Café Martínez puede ser lindo, pero nunca será notable. Para alcanzar esa categoría, el bar debe ser un vejestorio, atendido por vejestorios. Hoy, en vez de traerme la taza de café con leche, el mozo vino con dos jarritas y me lo sirvió ahí mismo. Me dejó también la azucarera, de las antiguas, no pidas edulcorante porque eso es de maricones. Y los churros, ¡los churros! Simples, rellenos o bañados en chocolate. Qué pecado capital, por favor. Renunciamos al chocolate caliente porque está todo muy caro, treinta y cuatro mangos por el chocolate y cuatro churros. Pero teníamos que sentarnos un ratito en las mesas de mármol y comernos, por lo menos, dos (o tres) churrines.
Ah, qué felicidad, la pila de libros en mi mesa de luz vuelve a crecer. Ya está alcanzando proporciones de torre de Babel.

Caminando a la parada, un tipo me tiró un beso desde un camión de La Serenísima. Juá!

domingo, 7 de agosto de 2011

En la ciudad

Hace unas semanas: desde el bondi vi una mujer, sentada en el 60 semirápido, que miraba un camión de basura que estaba parado justo al lado del colectivo. Uno de los basureros se subió de un salto al pescante del camión, le sopló un beso a la mujer y dijo algo, no alcancé a leerle los labios.
Acabo de acordarme de Campeones, donde Mariano Martínez hacía de basurero (era Campeones?) y desde el balcón, Laura Azcurra lo miraba embelesada. Ese planteo me parece bastante aburrido, yo quiero creer que las dos personas que vi en la calle no se conocían, simplemente se gustaron.
 
En otras noticias, esta semana leí toda una colección de libros de Deirdre Martin, esa de los jugadores de hockey. Había leído los primeros tres hace un tiempo: Body check, Fair play y Total rush. Me bajé Same rink, next year; Penalty box y Chasing Stanley (éste me aburrió bastante). Me falta el último, que no lo consigo por internet. También leí la colección de los Lords de Paula Quinn, Lord of desire, Lord of temptation, Lord of seduction y Lord of the mist. No sé qué tiene que ver la niebla con el resto de los títulos, pero bueno. Bastante malos son todos. Ahora no sé qué leer. Un libro que sí me gustó mucho (que leí el sábado pasado) fue El despertar de Mona Lisa. Muy bizarro, pero está bueno. Lo único serio que leí fue el cuento "Eveline", de James Joyce (en Dublineses). Casi me gustó más cómo sonaba la traducción que el original en inglés, y eso sí que es una novedad para mí.

"Todos los mares del mundo se agitaban en su pecho"